Un placer saludarles una vez más. Deseándoles mis mejores vibras a todos ustedes, queriendo que en un momento de dificultad siempre vean la luz al final del túnel.
El día de hoy quise escribir sobre los errores, porque creo que, a diario, cuando nuestros hijos, hermanos, padres o amigos se equivocan, acostumbramos a juzgarlos y en vista de eso, he escuchado mucho últimamente una frase de la biblia que dice “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra” y es así, no existe una perfección como tal, pero los seres humanos debemos aprender ante todo a arreglar nuestros errores, hacernos responsables de ellos y seguir adelante y eso, debe ser una conducta aprendida en casa.
Como padres, en teoría, deberíamos corregir a nuestros hijos cuando se equivocan, ese es el secreto de la vida para que más adelante sepan que si bien no pueden ser perfectos, si pueden ser mejores personas cada día, porque la vida es un continuo aprendizaje, no es un cambio como tal, es crecimiento.
Como madre, hija, amiga, hermana, esposa y profesional, he tenido la oportunidad de ver como a diario las personas que están a mi alrededor se equivocan, nos equivocamos también (me incluyo) y no tenemos la capacidad de arreglar el error. Sencillamente nos hacemos los locos, algunos no piden disculpas, otros se alejan sin ser agradecidos, sin asumir, que, si el Universo no les da lo que desean, es porque algo no están haciendo de la manera correcta. Creo que todo el origen de esto recae en cuando somos pequeños y nuestros padres no nos corrigen, de esta manera no aprendemos que todo en la vida debe arreglarse conversando y asumiendo con coherencia.
Desde pequeña, recuerdo que mi madre me enseñó a tener buena comunicación con ella. Como buena docente, ella siempre tuvo la pedagogía para conversar conmigo y explicarme muchas cosas, incluso cuando mi padre no podía responder a las preguntas que yo le hacía por parecer temas muy crudos para una niña.
De esa manera aprendí a COMUNICAR cada sentimiento que pudiera experimentar. Aprendí que, si me caía, me volvía a levantar, incluso después de darme un buen golpe, y eso nunca lo olvidé: recuerdo una vez cuando salí corriendo para montarme en un aparato del parque de atracciones, me caí y me rompí las rodillas, entendí QUE DESPUÉS DEL APURO SOLO QUEDA EL CANSANCIO, QUE A VECES NOS CAEMOS POR CORRER, PERO QUE INCLUSO EL TIEMPO, PUEDE CURAR LA MAS GRANDE DE TODAS LAS HERIDAS, y a pesar de esto volví a correr sin miedo a volverme a caer, porque los niños tienen una capacidad hermosa de olvidar rápido las cosas malas que le suceden y vuelven a sonreír sin rencor alguno por lo que les pasó. Ojalá así pudiéramos ser los adultos.
Además de comunicar lo que nos sucede, debemos ser LEALES A NUESTROS PRINCIPIOS Y VALORES, y caemos nuevamente en lo que les comentaba hace poco: “los valores que tanto se han perdido”. Es necesario vivir desde los valores y si en algún momento nos equivocamos porque eso es la vida, rectificar con la verdad, asumir lo que hicimos y seguir aprendiendo.
Como padres, debemos fomentar esto en nuestros hijos, educar no obligar, hablar no gritar, castigar no pegar. También debemos enseñarlos a ser seguros de sí mismos y a ser COHERENTES en palabra, acción y pensamiento. Esto sin duda, va a contribuir a que criemos niños responsables y adultos en un futuro, que lo que digan, lo hagan porque así antes lo hayan pensado. Creo que eso nos dará una sociedad llena de personas más lógicas, más afines al momento de actuar, porque como les dije anteriormente, nos podemos equivocar, pero errar es de humanos y rectificar es de sabios, el punto está en no vivir hiriendo a las personas que amamos con nuestras faltas.
Y recuerda… ¡Dale a tus hijos herramientas para que te admiren y aprendan de tu ejemplo, no de las palabras!
¡Hasta un próximo biberón!
La mamá guapa y apoyada
Por Jacmibel Rosas
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