Los cambios de los niños al emigrar

¡Un placer coincidir nuevamente con ustedes desde este sendero! Ya en una oportunidad escribí sobre las mamás y la migración, inspirada en el fenómeno migratorio que se viene dando en Venezuela desde hace unos años por la situación político social que atravesamos. 

Este acontecimiento mundial que ha puesto los ojos en Venezuela, ha impulsado muchos términos de moda, entre ellos, los «mochileros» porque muchos salen del país por tierra, esperando trabajar por un cambio a la buena de Dios. Otros emigran por avión, tienen la bendición de vivir este duro proceso de una manera un poco más «cómoda», algo que quizás hace más ligera la carga. Sin embargo, es un proceso que pega, que afecta en las fechas especiales, cumpleaños y eventos familiares, que te hace extrañar sabores, olores, lugares y sobre todo tu clima, te hace extrañar abrazos, te hace pensar en ese café que dejaste de tomarte con esa amiga antes de venirte pero sobre todo te hace reinventarte ante la realidad, porque sientas, lo que sientas jamás debes rendirte. 

La migración, la hagas de la manera que lo hagas, te pega y si nos pega a nosotros como adultos, imagínate ¿Qué pasa por la cabeza de los más pequeñitos? Que no entienden como de un momento a otro su entorno cambió y dejaron de ver a sus abuelos, amigos, tíos y compañeros de escuela.

Los niños pueden afrontar procesos y formas diferentes de asimilarlos. Si eran sanos, pueden que se enfermen por primera vez. Se ponen más malcriados, con más pataletas. Lloran por todo. Si emigraste a un país con las cuatro estaciones, esto también los afecta: catarros, alergias, tos se vuelve parte frecuente de tu día a día de la mano de los antialergicos y otros medicamentos que ahora no pueden faltar en casa.

Hay muchas cosas que ellos preguntan, a veces lloran y llaman a sus abuelos, son cosas que te hacen ser inteligente, tenerles un poco más de paciencia como padres, reinventarte e incluso buscar la manera de tu también controlar tus ataques de impotencia por no saber manejar la situación. Debes explicarle lo que pasa de la forma más inteligente y sobre todo mantener siempre el contacto con sus seres queridos que encuentran en Venezuela. 

Otra cosa que como padres debemos implementar es el cambio de rutinas y llevarlo a hacerlo que le gusta. Regálale momentos de felicidad. Si emigraste a Argentina por ejemplo, hay un sinfín de parques, sitios de entretenimiento gratuitos para ellos, trata de llevarlos de vez en cuando para que ellos se mantengan activos y con la mente en ora cosa. Trata además que comiencen rápido la escuela, que se relacionen con niños del país donde estás y aprenda más de esa cultura, ya que ellos aprenden y se adaptan muy rápido. Mi hija por ejemplo toma mate y yo aún no me atrevo a tomar más de un sorbo.

El proceso migratorio en familia hace madurar a todos los miembros que la integran, fortalezcan la comunicación, e amor, los momentos juntos para que las cosas mejoren. Es parte del día a día, de aceptar tu realidad y aportar lo mejor de ti para aprender a desenvolverte con tus hijos en esta nueva etapa. 

Y recuerda… ¡Aunque sientas nostalgia, no te aferres a esa sensanción, no trae nada bueno! 

¡Hasta un próximo biberón! 

Jacmibel Rosas 

La mamá guapa y apoyada 

guapajacmi

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