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Los cambios de los niños al emigrar

¡Un placer coincidir nuevamente con ustedes desde este sendero! Ya en una oportunidad escribí sobre las mamás y la migración, inspirada en el fenómeno migratorio que se viene dando en Venezuela desde hace unos años por la situación político social que atravesamos. 

Este acontecimiento mundial que ha puesto los ojos en Venezuela, ha impulsado muchos términos de moda, entre ellos, los «mochileros» porque muchos salen del país por tierra, esperando trabajar por un cambio a la buena de Dios. Otros emigran por avión, tienen la bendición de vivir este duro proceso de una manera un poco más «cómoda», algo que quizás hace más ligera la carga. Sin embargo, es un proceso que pega, que afecta en las fechas especiales, cumpleaños y eventos familiares, que te hace extrañar sabores, olores, lugares y sobre todo tu clima, te hace extrañar abrazos, te hace pensar en ese café que dejaste de tomarte con esa amiga antes de venirte pero sobre todo te hace reinventarte ante la realidad, porque sientas, lo que sientas jamás debes rendirte. 

La migración, la hagas de la manera que lo hagas, te pega y si nos pega a nosotros como adultos, imagínate ¿Qué pasa por la cabeza de los más pequeñitos? Que no entienden como de un momento a otro su entorno cambió y dejaron de ver a sus abuelos, amigos, tíos y compañeros de escuela.

Los niños pueden afrontar procesos y formas diferentes de asimilarlos. Si eran sanos, pueden que se enfermen por primera vez. Se ponen más malcriados, con más pataletas. Lloran por todo. Si emigraste a un país con las cuatro estaciones, esto también los afecta: catarros, alergias, tos se vuelve parte frecuente de tu día a día de la mano de los antialergicos y otros medicamentos que ahora no pueden faltar en casa.

Hay muchas cosas que ellos preguntan, a veces lloran y llaman a sus abuelos, son cosas que te hacen ser inteligente, tenerles un poco más de paciencia como padres, reinventarte e incluso buscar la manera de tu también controlar tus ataques de impotencia por no saber manejar la situación. Debes explicarle lo que pasa de la forma más inteligente y sobre todo mantener siempre el contacto con sus seres queridos que encuentran en Venezuela. 

Otra cosa que como padres debemos implementar es el cambio de rutinas y llevarlo a hacerlo que le gusta. Regálale momentos de felicidad. Si emigraste a Argentina por ejemplo, hay un sinfín de parques, sitios de entretenimiento gratuitos para ellos, trata de llevarlos de vez en cuando para que ellos se mantengan activos y con la mente en ora cosa. Trata además que comiencen rápido la escuela, que se relacionen con niños del país donde estás y aprenda más de esa cultura, ya que ellos aprenden y se adaptan muy rápido. Mi hija por ejemplo toma mate y yo aún no me atrevo a tomar más de un sorbo.

El proceso migratorio en familia hace madurar a todos los miembros que la integran, fortalezcan la comunicación, e amor, los momentos juntos para que las cosas mejoren. Es parte del día a día, de aceptar tu realidad y aportar lo mejor de ti para aprender a desenvolverte con tus hijos en esta nueva etapa. 

Y recuerda… ¡Aunque sientas nostalgia, no te aferres a esa sensanción, no trae nada bueno! 

¡Hasta un próximo biberón! 

Jacmibel Rosas 

La mamá guapa y apoyada 

Las Mamás y la migración

SALUDOS AMIGOS ¡Qué bueno coincidir con ustedes nuevamente a través de mi página web! Ahora internacionales, con esta nueva faceta que estamos viviendo los venezolanos con esa necesidad tan impostergable algunas veces de tener que emigrar a otras latitudes para buscar un mejor futuro para nuestros hijos.

De antemano les pido disculpas por haberme ausentado unos meses, pero como a unos cuantos venezolanos y a unas cuantas mamás, me tocó la experiencia de tener que vivir un proceso migratorio junto a mi pequeña de casi dos años. Y les cuento que tuve que aplicar todas las herramientas aprendidas estos meses en Venezuela, de ser una mamá guapa y apoyada. Y es que pensando aquí ¡Hay que ser bien guapa y con los ovarios bien puestos, para viajar con una niña de dos años, pañalera, laptop, maleta de mano, súper cartera y coche, más las dos maletas y de paso los peluches y juguetes de tu hija, y no fracasar en el intento!

El proceso migratorio no es igual para todos, debes planificar, a algunos les lleva de 6 meses a un año. A otros menos, otros ni siquiera planifican, pero la ciencia de todo es poder emigrar sin morir en el intento. Es poder realizar una salida lo menos traumático posible, sobre todo para los pequeños, porque ya suficientemente fuerte el hecho de tener que separar a tus hijos de sus tíos, abuelos y amigos.

El viaje será más o menos engorroso si es por tierra o por avión. Debes llenarte de paciencia, tener cinco ojos, para estar pendiente de tu equipaje y de tu hija, llevar todos sus medicamentos, carta de niño sano, constancia de vacunas, pero más allá de eso, debes estar preparada para cambiar de pañal en el momento menos indicado, para tener que amamantarla en el momento de más estrés (las que aún damos pecho) y tener que lidiar con la responsabilidad de tener que llegar con todo a tu destino pero sobre todo con tu hija bien, completita y comidita.

Emigrar, es una experiencia que sin duda alimenta el alma. Es un sube y baja emocional. A veces duele, a veces te hace reír, pero siempre, te llena de una manera increíble, te hace crecer, madurar, abrir la mente, dejar a un lado un equipaje innecesario y más allá de eso, te permite madurar como mamá y sobre todo saber que no hay nada seguro, es un proceso de constancia, de perseverancia y de tener los ojos bien abiertos, porque tristemente muchas veces los venezolanos son los que menos te ayudan al momento de emigrar y eso es algo que debe rescatarse y recuperarse, no son todos, pero algunos se convierten en malintencionados cuando pasan la frontera de su país.

Emigrar es un proceso que hace que te llenes de paciencia y que hace que una vez más voltees tus ojos a tus hijos como cuando estaban aprendiendo a caminar, porque estás en otro país, donde solo tiene a sus padres y donde todo es nuevo para ellos y aunque tienen la capacidad de adaptarse muchas veces más rápido que los adultos, hay noches que llorarán, otros extrañarán y otros te preguntarán ¿dónde están sus abuelos? Allí con un nudo en la garganta le explicarás que algún día se volverán a ver y a compartir como en esos buenos tiempos de familia, los domingos, en los que todos hacíamos parrilla, traíamos unas cervecitas y pasábamos las tardes jugando dominó y es que así somos los venezolanos: ¡Felices! A pesar de toda circunstancia, por eso, una mamá venezolana, guapa y apoyada y que atraviese el proceso un proceso de emigrar, deberá tener en cuenta que la fe y la perseverancia serán sus mejores herramientas para tener en pie su hogar en el extranjero. A medida que pasen los meses les iré contando un poco más de esta experiencia.

 

¡Hasta un próximo biberón!

Jacmibel Rosas

La mamá Guapa y Apoyada

 

 

 

Venezuela también es madre

Hola amigos un placer saludarles nuevamente, aunque en esta oportunidad escriba desde la esperanza de que en mis próximas líneas todo marche mejor que hoy.

Soy una madre venezolana, que en un momento de rabia dijo «no pienso parir en un país como éste hasta que las cosas se arreglen, tengo miedo de lo que pueda padecer» y a los seis meses, sin planificarlo, me enteré que estaba embarazada. Porque la lengua es castigo del cuerpo.

Mi embarazo fue una constante prueba de inteligencia emocional, porque cuando estás en la dulce espera te dice tu médico que no puedes llevar sustos, que no puedes tener emociones fuertes y eso fue prácticamente imposible en un país donde la inseguridad está a la orden del día.

En esos meses de la dulce espera, presencié un robo, estuvieron a punto de robarme la batería de mi carro y robaron a mi esposo. Todo en ese periodo que «se supone» debe ser tranquilo.

Al ver eso, me di cuenta de que esto de ser mamá no sería nada fácil en este país, Venezuela, mi país por cierto y que no lo niego a pesar de lo que pueda ocurrir en él.

Una como venezolana y como mamá, vive rogando correr con suerte de conseguir el medicamento que necesita tu pequeño cuando se enferme, porque tu prioridad es verlo sano y salvo.

¿Correr con suerte? ¿Es posible que los venezolanos estemos sometidos a una cuestión de suerte todo el tiempo? Suerte de que no te maten, suerte para conseguir comida, suerte de poder conseguir lo que buscas. Y esto es desde que nos despertamos hasta que volvemos a nuestra casa.

Es triste vivir con una incertidumbre total, con no saber si tus hijos estarán bien, sobre todo las que son madres de hijos mayores de edad, es triste vivir sintiendo que si tus hijos salen no volverán. Además, es triste ver a tus hijos emigrar, despedirse, ver familias divididas por colores, es triste la intolerancia y el radicalismo venga de donde venga.

Es triste también ver a tus hijos divididos. Ver que solo les importan sus intereses personales y dejan muy de lado lo que una madre necesita, porque se volvieron indolentes ante el dolor de la madre que los vio nacer.

Es triste ver como hablan mal de ti, muchos que tu vistes nacer, ver morir a jóvenes y además ver tanta represión. Porque cuando somos madres, somos madres de todos los hijos del mundo, leí por allí.

Y es que al igual que nosotras, nuestro país, Venezuela, lleva nombre de mujer y es madre y actualmente está triste, por lo que se ha convertido.

Supongo que los deseos de las madres son similares, así que Venezuela al igual que yo, desea ver a sus hijos unidos, desea salir de tanta oscuridad, desea poder comenzar de nuevo, reinventarse y demostrar al mundo entero que sí se puede, que tenemos todo para ser una de las mejores naciones del mundo, una donde no sea imposible vivir en paz, conseguir medicamentos, tener seguridad ciudadana, conseguir comida, acabar con la corrupción, rescatar tantos valores perdidos. Merecemos ser parte de los principales titulares de periódicos del mundo, pero por noticias positivas porque los venezolanos somos talentosos. 

Como madre, al igual que Venezuela, me preocupo, porque no sé qué será del futuro de mis hijos, no sé si ellos quieran vivir conmigo, o quieran salir corriendo por miedo a que los maten.

Cuando veo sonreír a mi hija, deseo verla crecer sonriendo en este país, correr por los parques de este país que yo tanto disfruté de pequeña y que al igual que muchos otros lo han hecho últimamente, me pregunto ¿a dónde se fue? Eso mismo debe sentir Venezuela por cada uno de sus hijos: AMOR Y DESEOS DE QUE PERMANEZCAN AQUÍ.

Hoy les digo, que la verdadera mamá guapa y apoyada, se llama Venezuela, es una nación guerrera, que ha aguantado mucho y que aun así tiene esperanzas de comenzar de nuevo. 

Por eso, hoy como madre, dedico mi columna, a la mejor de las madres, la que me vio nacer y me cobijó: Venezuela. 

Y recuerden… ¡Debemos honrar nuestras raíces adonde quiera que estemos y destacarlas con orgullo! 

¡Hasta un próximo biberón! 

Jacmibel Rosas 

La mamá guapa y apoyada

“¿Dormir? ¿Un chiste?”

Un placer saludarles en este encuentro. En estos días compartía en mis redes sociales que cuando los hijos llegan a nuestras vidas, no sólo se adueñan de nuestro corazón, si no que se apoderan de nuestra cama. Estoy totalmente de acuerdo con esto, ellos llegan a revolucionar nuestra vida para bien, un movimiento sísmico de emociones, una montaña rusa de felicidad, porque iluminan nuestra vida con solo sonreír. Claro, toda esta felicidad tiene un precio, sencillito de pagar: tu sueño. Y ¿Es acaso las cosas son gratis en esta vida?

Cuando escribo sobre esto, recuerdo cuando estaba embarazada que muchas personas me dijeron: «¡Aprovecha de dormir ahorita, porque después más nunca volverás a dormir corrido!». Y yo decía, la gente si es metida, exagerada, ¿por qué opinan en lo que no deben? Y es que en realidad ¡No se equivocaron!

Ahorita me preguntan ¿Dormir? Yo respondo de forma irónica: ¿Es un chiste? Porque es verdad, más nunca volví a dormir corrido. ¿No les ha pasado que están agarrando el sueñito, se acomodan rico para dormir, y cuando ya se disponen a cerrar los ojos un dulce llanto interrumpe aquel placentero momento? Un llanto que no se terminará hasta que le des la tética y de ahí a dormir torcida toda la noche. O si nos vamos más allá, ¿Están agarrando el sueño y escuchan un grito a lo lejos que dice «mamaaaaaa»? esto es cuando ya nuestros hijos han crecido y es que ese es nuestro día a día, sobre todo, después de un día rudo de trabajo.

Cuando somos mamás, no volvemos a dormir corrido, ya sea porque nuestro bebé no nos deja dormir o porque vivimos en una sensación constante de alerta, además llegamos a desarrollar nuestro sexto sentido femenino, muy típico de nuestro instinto como mujer para estar alerta ante cualquier necesidad de nuestro hij@, incluso cuando él y tú estén dormidos.

Los primeros días de nacidos son fuertes, tu bebé nace desorbitado por no entender dónde está y porqué ya nada es tan cálido como cuando estaba adentro de la barriguita. Durante estos días dormir es solo un recuerdo que ves algo lejano volverlo a experimentar, sin embargo, tienes fe de algún día volver a hacerlo. De una vez aprovecho y les digo, tener un bebé es una prueba de amor para un matrimonio, pero de eso hablaré la próxima semana.

Retomando. Después de haber pasado algunos días de nacido, el dormir pocas horas se convierte en algo habitual porque debes amamantarlo a cada hora. Con el tiempo debes protegerlo de sus pesadillas, después enseñarlo a dormir solo y ya cuando son adultos es la preocupación de estar pendiente de tu pequeño que para ti nunca creció.

Mis amigas me cuentan que cuando tienes 2 años te desvelan porque aún sienten miedos de dormir solos, algunos sienten eso teniendo 4 o 5 años también. Luego cuando tienen 12 años, la preocupación es la adolescencia y cuando pasan los 15 los problemas se ponen peor a medida que va pasando cada año, es por eso que se dice que más nunca vuelves a dormir, porque cuando crecen, los motivos para desvelarse son distintos. “No importa la edad que tenga tu hijo, para ti siempre será pequeño y siempre te preocuparas por él”, así dice mi mamá.

Ser madres es el oficio más sacrificado del mundo y no te lo pagan. Sin embargo, como ya les he dicho anteriormente es el que mayores satisfacciones te deja. Creo que si en otra vida me preguntaran si quiero ser mamá, no lo dudaría dos veces, porque a pesar de lo difícil que resulte cuidar a tu hijo y tenerlo al día con sus medicamentos, pañales y fórmulas en estos tiempos y en este país, es tan grande verlo dormir mientras tú te desvelas, que incluso hay noches en el que las horas de madrugada se me pasan súper rápido con tal de verla dormir en sana paz. Allí me siento recompensada, me siento bien pagada y siento que no tengo que pedirle nada a la vida, ahí entiendo que cuando me preguntan si duermo o no, es el mejor chiste que me han contado, porque me río de verdad sabiendo, que no volví a dormir corrido más nunca, pero tengo conmigo a mi hija, que cada día me hace más guapa y apoyada.

Y recuerda… la vida te pone pruebas a diario, te caerás, te golpearás, sentirás que te rindes, pero la esencia de todo es levantarse y volverse a levantar.

¡Hasta un próximo biberón!

Jacmibel Rosas

La mamá Guapa y apoyada

“Ser mamá es cuestión de fe”

Un placer saludarles nuevamente mis queridos amigos. Para mí un placer coincidir con ustedes en este encuentro, que, sin duda, lo que busca es sumar y seguir creciendo.

Sobre todo, seguir creciendo, en un país donde parece que cuesta tanto crecer. Los venezolanos estamos inmersos en medio de tristeza, rabia y unas otras tantas emociones que nos arropan en un momento dado, por todo lo que estamos viviendo y que ya sabemos, por lo que no hace falta repetir.

Sin embargo, todo esto puede arroparse con la fe. Y esto es una característica de nosotras las mamás, porque ser mamá es cuestión de fe.

Tratando de recordar en este momento, creo que nunca mi mamá me ha dicho que las cosas me van a salir mal, al contrario, siempre me ha motivado en los momentos que he caído, diciéndome que todo tiene solución menos la muerte, e incluso, cuando de dinero se trata me ha dicho algo muy folclórico que se refiere a que cualquiera resuelve. Y es que esa es una característica de las madres, siempre ven el lado positivo de las cosas.

En el momento que nos convertimos en mamás pareciera que nos cambian el chip para poder creer que todo lo conseguiremos por más difícil que parezca. Y es que pregúntense en algún momento ustedes mamis ¿Han sentido que tienen un NO para sus hijos? Obviamente no.

Las mamis nos llenamos de fe al ver los ojos de nuestros hijos, nos recargamos de energía al visualizar su sonrisa en nuestra mente, ser mamá nos obliga a mantener ese dicho que la fe mueve montañas, porque por más cuesta arriba que se ponga conseguir algo, ser madre nos hace poder realizar aquello que nos dicen que es imposible. Además, nos otorga una madurez que no tiene que ver con la edad, e incluso nos hace ver con ojos optimistas aquel panorama difícil de cruzar.

En el caso de Venezuela, cuán difícil resulta en nuestro país mantener un hijo sola (para aquellas madres solteras), conseguir los medicamentos, comprar pañales, buscar las fórmulas. Sin ir muy lejos, que difícil resulta poder bandearse como padres en este país donde todo aumenta a diario. Sin embargo, eso no nos impide ser buenos padres, salir a luchar por un mejor país, despertar llenos de esperanza de que algún día esto mejorará. Nadie nos ha dicho que mejorará, pero nosotros lo creemos firmemente.

Incluso, nos llenamos de fe, las madres que decidimos quedarnos aquí y no emigrar, porque creemos que nuestros hijos venezolanos merecen creer y crecer en su tierra.

Por eso, estas palabras de hoy, porque tengo la convicción que quedarnos y vivir en Venezuela es cuestión de fe, porque debemos voltear nuestra mirada a Dios, en esos momentos más difíciles. El sentido de estas palabras es recordarles, que cuando somos madres y padres, la fe no puede abandonarnos, creer que todo va a estar bien y entregar nuestras penas a ese SER SUPREMO, que todo lo mejorará, es el mejor secreto para no derrumbarnos.

Confío en que si volteamos un poco nuestra mirada a Dios y dejamos de lado de pre-ocuparnos, todo mejorará.

Sin duda, ser una mamá venezolana y quedarnos aquí es cuestión de fe y la fe mueve montañas. Así que nunca la pierdan.

 

Y recuerda… ¡Tú decides si ver el vaso medio lleno o medio vacío!

¡Hasta un próximo biberón!

Jacmibel Rosas

La Mamá Guapa y Apoyada

“Independencia emocional de los hijos”

Saludos amigos. Un placer reencontrarnos en esta cita de inicio de semana en donde cada vez aprendemos más de la bendición de ser papá y ser mamá.

Agradezco sus comentarios e interacciones y ver tanta receptividad en mis palabras. Sobre todo, porque es la intención de esta columna: crear un debate interesante y apoyarnos en todo esto de ser mamá y/o papá.

En estos días conversando con otra mamá guapa y apoyada, porque es de esas mujeres empoderadas en su vida, que salen desde muy temprano a trabajar por el sustento para su hogar, me comentaba sobre la importancia de darle independencia a tus hijos desde muy pequeños, para que una vez, que ellos crezcan, puedan tener la oportunidad de enfrentar la vida con seguridad.

Ella me explicaba que su hijo de 8 años lloraba por todo y que estaba en terapia para aprender a desprenderse un poco de sus padres y que de una forma u otra había que decirles a los padres que debemos enseñar a nuestros hijos a ser independientes porque si no verán las consecuencias en su crecimiento.

Tal cual… Si no le damos las herramientas que necesitan ¿Cómo sabrán defenderse en la vida?

Hay padres y madres que son súper consentidores o sobreprotectores con un hijo, sin saber que el día de mañana tendrán a un adulto con muchas inseguridades y sin saber cómo defenderse. 

Los padres y madres, sobre todo las madres, debemos de entender, que la inseguridad que alimentamos en la infancia de nuestro hijo, desde que es un bebé, se verá reflejada en su personalidad. Y si no, pregúntenle a muchos especialistas sobre el tema.

Es muy importante, que a pesar del que dirán, los primeros meses de crecimiento, papá y mamá estén para su hijo, lo orienten, lo guíen, pero sobretodo todo lo amen, de esta manera le estarán dando las herramientas para tener una seguridad en su personalidad que los hará seguir creciendo con la independencia necesaria para cada edad.

Debemos dejar a nuestros hijos compartir con sus abuelos, tíos y con personas que le amen. Para que no sientan que siempre están con papá y mamá. Deben aprender a crecer en un entorno lleno de amor, en donde las discrepancias o peleas estén lejos de su entendimiento. 

Y así llegará el momento, por más que nos cueste, que debemos dejarlos en actividades que los formen en valores, detallaron sus aptitudes y los hagan niños bien pilas y más inteligentes. Aunque te cueste, no está de más, meterlos en actividades que le permitan desarrollar una mayor independencia. Así tu hijo crecerá sabiendo que aún, sin estar con papá y mamá al lado, puede desarrollarse con seguridad y tranquilidad. 

Esto en parte, contribuye a formar bebés felices y seguros de sí mismos, debemos educarlos con amor, que no sientan que son un estorbo en nuestra no vida, no los dejes llorar sin necesidad, abrázalos, dile que lo amas, que te hace feliz y repítele frecuentemente que él nació para ser feliz. Sin duda, estarás formando a una persona sin miedos y sin inseguridades. De esta manera los padres se harán mucho más conscientes de la responsabilidad que tienen en la vida de su pequeño.

Esto, según mi humilde apreciación es el secreto para tener hijos con más independencia emocional de sus padres.

Y recuerda. Nadie nace aprendido, la vida es la mejor maestra que podemos tener. 

 

 

¡Hasta un próximo biberón! 

Jacmibel Rosas 

La mamá guapa y apoyada 

“Las mamás y el carnaval”

Saludos amig@s un placer encontrarnos nuevamente, esperando que estén muy bien ante las pruebas de la vida.

Disfrutando estos días de descanso para algunos y playas para otros, me doy cuenta de lo que significa las fiestas carnestolendas para las mamás, ya que son una excelente oportunidad para que nuestros pequeños luzcan en su máximo esplendor cualquier disfraz que se nos ocurra colocarle aflorando como siempre la creatividad del venezolano.

Y es que a pesar de la crisis, de que todo esté muy costoso y haya prioridades, la gran mayoría de los padres hacen un esfuerzo por comprarle el traje típico de las fechas a sus bebés, esto, a pesar de que cualquiera en la familia diga “no estamos para gastos”, los padres siempre tratamos de mantener viva esa ilusión que nos inyecta un poco de positivismo a nuestro día a día, ya que ver a nuestros bebés disfrazados nos da a entender que de ahora en adelante, a pesar de las circunstancias, cada carnaval será un motivo para celebrar en familia y reunirnos todos, solo para ver a la princesa o el príncipe de la casa con el disfraz. 

Realmente, cuando te dicen, que, al convertirte en madre, tu vida cambia por completo, es así. Y todo esto va más allá de la trivialidad de un disfraz, ya que la importancia radica en vivir cada fecha especial junto a tu pequeño. Considero, que quienes somos padres en estas circunstancias “situación país”, somos realmente privilegiados, porque tener un hijo o una hija, te regala sonrisas gratis en esos momentos en que más las necesitas.

Para quienes tenemos hijos, que somos la mayoría, el carnaval sí se celebra, porque la vida se celebra. Algunas mamás en el carnaval, tenemos la capacidad de colocarnos el mejor disfraz que llevamos prácticamente a diario, pues parecemos unos pulpos para poder combinar todo al mismo tiempo: los quehaceres del hogar con atender al bebé si decidimos quedarnos en casa y atender a tu pareja, y si es de ir a la playa o al campo, viajar implica llevar todos los implementos que necesitará tu hijo y tu esposo (ya que ellos también son pequeños), por lo que debes tomar previsiones y si van a salir a las siete de la mañana, debes pararte mínimo 2 horas antes.

Pero… Con relación al carnaval… ¿Es un motivo para celebrar? ¿Para descansar? ¡O para quedarte hundido en el vacío de no hacer nada! El carnaval es una ocasión para disfrutar en familia, para distraernos. No tenemos que criticar si otros se divierten mientras tú no sales. Recuerda que cada quien vive su vida a su manera y tú decides si vivir desde lo positivo o lo negativo.

Lo que sí es recomendable es que de la manera que decidas ver tu vida, debes mantener el positivismo para no cargar de malas energías a tus hijos. Como lo decía en columnas anteriores, ellos no entienden de problemas, de escasez, de inflación, de problemas en el país, ellos solo entenderán de una sonrisa al llegar del trabajo o un beso antes de dormir.

Por todo esto, como mamá guapa y apoyada, he aprendido a bailar al son que me pone la vida. Y es que ¡eso es la vida! Un motivo suficiente para dar gracias a Dios. Que, si estamos mal o bien, esa realidad la creas tú. Por eso, les digo, más allá de celebrar un carnaval o no, o cuestionar a quienes celebran en medio de un caos, les digo, cada quien elige como bailar la vida, si una canción que lo alegre o una melodía que lo deprima.

Sin duda cada cabeza es un mundo y porque el otro no haga lo mismo que tú, no tienes por qué juzgarlo. En conclusión: ¡Yo si celebro en carnaval! 

 

¡Hasta un próximo biberón!

Jacmibel Rosas

La Mamá Guapa y Apoyada